top of page
Buscar

EL DUELO.

Lila Monti

Hay una cosa que vos sembraste en mí. O que es genética. O que, quién sabe cómo y por qué, pasó de vos a mí, sin dudas. Yo escribo. Yo necesito escribir. Poner en palabras lo que hay dentro de mí.

No soy escritora. No quiero serlo. Pero muchas, muchísimas, veces siento que la única acción que puedo hacer con algunas cosas es escribir.

Ahora, además, lloro. Lloro tanto que tengo que escribir con los ojos cerrados. Pero puedo hacerlo, porque en algún momento aprendí a tipear muy bien. Bien y rápido, sin mirar. Para poder escribir mientras pienso, sin dilaciones.

Lloro mucho porque siento que recién hoy puedo empezar a llorarte de otro modo. Como si se hubiera destapado otra canilla. Distinta.

Deben ser las etapas del duelo. La gente me dice cosas del duelo. Me hablan de tiempo, de capas. Yo siento que mi duelo es un maremoto atravesado por demasiados “accidentes”. Empezando por no haber estado al lado tuyo cuando te moriste, mi duelo ya tiene un despunte bastante poco ortodoxo. Y va doliendo de modos muy diversos, todo el tiempo.

Hoy, me la pasé un rato largo mirando videos tuyos en youtube. Entrevistas. Preciosas conversaciones en distintos formatos y en distintos momentos de tu vida. Mis preferidos son, sin duda, aquellos en los que hablás de “La Creación”. No hay que ser hija tuya para mirarlos y ver con claridad que en esos videos sos distinto. No estás distinto, SOS distinto. Porque terminar y publicar “La Creación” te modificó profunda y definitivamente.

En la conversación con la querida Cristina Moreira hablás de la libertad y decís que la novela es tu libertad. En la hermosa entrevista de los 7 locos, decís que toda tu alma está en la novela. Y esas dos cosas se notaban a la legua. La inyección de vida, de amor, de placer y de alegría vibrante que fue para vos terminar esa novela, fue una de las cosas más lindas de las que yo pude ser hija testigo. Esa cosa como un ablandamiento, como una sabiduría, como una tranquilidad. Me pregunto muy hondamente, qué cosas viviste que te llevaron hasta ahí. A ese lugar.

….

Pongo puntos aunque sigo escribiendo en el mismo momento. Pero siento que empieza otro bloque. Y que no tengo ganas ahora de buscar transiciones (gracias, las más profundas que tengo para darte tal vez, por enseñarme a escaparme de la tontería de andar buscándole el estilo a la cosa antes que la cosa haya cobrado vida)

Vos siempre fuiste un misterio para mí. Mientras veía esas entrevistas envidiaba un poco a esas entrevistadoras (como un poco también envidiaba a tus alumnos y alumnas –aunque fue lindo cuando, por unos meses, jugamos al maestro y la discípula-) Pensaba que yo, de algún modo, también te entrevisté muchas veces. Sólo que creo que fui una pésima periodista y no supe muy bien cuáles eran las preguntas que quería hacerte. Porque yo necesitaba saber cosas de la vida. De tu vida. De mi vida. De cómo y qué era yo en tu vida. De qué querías ser vos en mi vida. [Releo y lloro (más) porque la conjugación en pasado es un error bobo. En realidad es “yo necesito” saber cosas de la vida. De tu, de mi, de nuestras vidas. Sólo que ahora vos estás muerto y yo ya no puedo hablar con vos para preguntarte ninguna de las cosas que me gustaría saber]

Supongo que eso de reconstruir el rompecabezas no termina nunca. O que terminará el día en el que yo pueda percibir ese todo del que vos hablás en esas entrevistas, y comprenda algo. Ese tiempo que en realidad es un momento eterno, que nosotros necesitamos percibir de manera secuenciada. Mientras tanto, yo lloro porque todavía tengo este pensamiento básico y lineal. Lloro por todo el hueco que me deja tu muerte. Por los momentos que viví con vos y que extraño, y por los momentos que no viví y que, de todos modos, anhelo. Lloro por esa nenita de 6 años arrebujada entre las piernas larguísimas de su papá, lloro por la mujer de 46 que te besó la mejilla tibia por última vez, lloro por la adolescente que te lloró tanto, lloro por la joven que se sintió halagada siempre que le festejaste algo.

Por suerte, tengo tantas cosas que hacer todavía que me acercan a vos. Tantas cosas que leer. Tantos otros videos que mirar. Tus cuadernos. Las fotos. Y todos los recorridos necesarios hasta que tu recuerdo sea carne.

Carne libre.

Alma.



 
 
 

Entradas recientes

Ver todo

LOS VINCULOS

Que mis vínculos fortalezcan su amor por aprender a decir, más que por aprender a callar. Que quien me ama sienta que puede decirme...

Comments


  • facebook
  • instagram

©2019 by Lila Monti. Proudly created with Wix.com

bottom of page